Sinaloa productivo y resiliente

Motosport Culiacán rueda hacia un cambio de narrativa: “Somos más los buenos»

En Culiacán, donde el motociclismo suele asociarse con estigmas e ideas negativas, un club está contribuyendo a cambiar esa percepción. Motosport Culiacán, el primer club de motociclistas en Sinaloa, cumple 30 años promoviendo comunidad, generosidad y una contribución positiva a la vida social y económica de la ciudad.

A través de entrevistas con sus líderes —Ramón Monárrez, fundador; Saúl Humberto Robles, presidente saliente; y Antonio “Tony” Burgueño, presidente entrante— se dibuja una historia de perseverancia, organización y compromiso social que ha sabido enfrentar retos y apoyar a su entorno.

De cara al futuro, como nuevo presidente del club para el periodo 2026–2027, Antonio Burgueño ha delineado una agenda enfocada en dar continuidad a las actividades que han consolidado a Motosport, pero también en fortalecer la relación con autoridades locales y estatales para mejorar la seguridad y el reconocimiento de los motociclistas como usuarios vulnerables de la vía pública.

Entre sus prioridades se encuentra la expansión de eventos emblemáticos como el aniversario anual, incorporando sedes alternas como Altata o Badiraguato, con el objetivo de promover el turismo regional, la convivencia pacífica y la reactivación económica, aun en contextos marcados por episodios de violencia.

Un punto central de su agenda es la revisión de la actual Ley de Vialidad en Sinaloa, particularmente la llamada pirámide de vulnerabilidad vial, que coloca a los motociclistas en el último escalón de prioridad.

Esta situación, sumada a la falta de infraestructura adecuada y a la ausencia de estacionamientos exclusivos para motocicletas en Culiacán, incrementa los riesgos de accidentes y sanciones injustificadas. Burgueño busca abrir espacios de diálogo con el Gobierno del Estado y el Ayuntamiento para reconocer a los motociclistas como usuarios vulnerables, al nivel de ciclistas y peatones, y reducir la alta incidencia de personas lesionadas en siniestros viales.

La historia de Motosport Culiacán comenzó en los años setenta, en el antiguo malecón de la ciudad, cuando un pequeño grupo de amigos aficionados al motociclismo de turismo decidió organizarse. “Empezamos con cinco, luego siete, once… y fue creciendo con gente de distintos orígenes”, recuerda Ramón Monárrez, quien se convirtió en su primer presidente.

En 1979, el grupo se formalizó como asociación civil con 56 integrantes, lo que les permitió afiliarse a la Federación Mexicana de Motociclismo y acceder a redes de apoyo para viajes, como mecánicos o guías en otras ciudades. En una época compleja, esta estructura también facilitó la importación de motocicletas y refacciones desde Estados Unidos.

Con el tiempo, el club fue más allá de las rodadas. Inspirados en eventos realizados en Mazatlán, organizaron encuentros propios en Culiacán. En 1999, lograron un hito al traer al escuadrón acrobático de motociclismo de la Ciudad de México —el mismo que abre el desfile del 20 de noviembre en la capital— para inaugurar el desfile local. “Fue un gran espectáculo; las acrobacias se hicieron en la nueva central camionera antes de su inauguración”, recuerda Monárrez.

En años posteriores, incorporaron atracciones como un carro turbina y un acróbata francés, siempre con respaldo de patrocinadores y autoridades. El altruismo ha sido un eje constante: desde sus inicios, las ganancias de eventos se han destinado a instituciones como La Ciudad de los Niños, la Cruz Roja y asilos, mediante donaciones de cobijas, pañales y otros apoyos.

Más recientemente, el club recaudó 210 mil pesos en Surutato, Badiraguato, para apoyar a un centro de salud, en un evento que reunió a más de 250 motociclistas. También organizan rodadas para entregar juguetes a niñas y niños, así como desayunos en restaurantes locales que atraviesan momentos difíciles. “Invitamos a otros clubes a sumarse a acciones positivas”, comenta Mario López, uno de los integrantes.

Aun en contextos de inseguridad, Motosport mantiene actividades regulares, como cenas los jueves en el Paseo del Ángel y rodadas dominicales a destinos como Imala o Mocorito.

“Somos más los buenos”, afirma Burgueño, sintetizando la filosofía del grupo.

El evento por el 30 aniversario, realizado en noviembre pasado en el Paseo del Ángel, reunió a más de 300 motociclistas y familias durante tres días, generando una derrama económica estimada en tres millones de pesos para restaurantes y comercios del centro de la ciudad. El encuentro tuvo un costo de 900 mil pesos, cubierto mediante inscripciones y patrocinios, y concluyó con saldo blanco.

“Reactivamos la economía y demostramos que se puede convivir en paz”, señala Saúl Robles.

Actualmente, Motosport Culiacán cuenta con 63 miembros activos, con edades que van de los 40 a los 55 años en promedio, incluyendo incluso a un socio de 83 años. Entre sus integrantes hay médicos, empresarios, ingenieros y profesionistas diversos. Para ingresar se requiere la recomendación de un socio y una cuota anual de dos mil pesos, que da acceso a convivencias, posadas y rodadas semanales que fortalecen la cohesión del grupo.

Motosport Culiacán utiliza el motociclismo como una herramienta para unir personas, generar comunidad y apoyar causas sociales. Su trayectoria demuestra que, incluso en contextos adversos, es posible construir iniciativas que sumen, reactiven la economía local y fortalezcan el tejido social. Como resume Robles: “Vivimos valores de amistad y solidaridad”.