Desde el bullicioso Paseo del Ángel, en pleno corazón de la ciudad de Culiacán, opera SakeCul, la única fábrica de sake que existe en todo México. Su producto ya comienza a exportarse a Estados Unidos y la planta forma parte del denominado Espacio Gastronómico Casa Bon, un concepto que apuesta por la fusión de la cultura gastronómica japonesa y mexicana.
Bajo la marca Nami, el sake producido en Culiacán se ha convertido en un atractivo para locales y visitantes. A ello se suma la oferta de Haiku, una cerveza tipo rice lager de inspiración japonesa, lo que fortalece la experiencia integral del espacio.
El atractivo es mayor cuando, en un mismo lugar, se combinan distintas propuestas culinarias a través de dos restaurantes: Casa Bon y Sakagura, ambos integrados al concepto del Espacio Gastronómico Casa Bon.
Este proyecto comenzó cuando, sobre la calle Ángel Flores, casi esquina con la avenida Aquiles Serdán, operaban de manera conjunta los restaurantes Presidio y Sakagura. Con el cierre de Presidio, el espacio fue ocupado por Casa Bon, mientras que Sakagura continuó y continúa operando, incluso con su propio bar.
Se trata de una historia reciente: Sakagura cuenta con ocho años de operación; Casa Bon tiene tres años, mientras que la fábrica de sake suma ya once años de trayectoria.
La apuesta por este concepto va más allá de lo existente. Actualmente se desarrollan dos nuevos proyectos. El primero es Sunami Bar, una barra especializada en comida japonesa callejera, con un menú accesible y enfocado en botanas, sake y cerveza, todo dentro del mismo espacio.
El segundo proyecto contempla la instalación de una mesa de teppanyaki, además de ampliar la oferta de comida tradicional japonesa, la cual será preparada por un chef japonés, reforzando la experiencia cultural del lugar.
“La pretensión es que, con el tiempo, una vez que todos estos conceptos estén en operación, cuando alguien venga a Culiacán diga: ¿qué hay que hacer aquí? Hay que ir a conocer el Espacio Gastronómico Casa Bon, porque se está ofreciendo una fusión real de la cultura mexicana con la cultura japonesa”, expresa Mariano Padilla Alfaro, director de SakeCul y de la Operadora Casa Bon.
Uno de los principales atractivos de la oferta japonesa es que el chef, además de preparar platillos tradicionales con ingredientes siempre frescos, puede decidir qué cocinar para el comensal, dependiendo de sus gustos, bajo el concepto omakase. Se utilizan principalmente pescados blancos para sushi, sashimi y nigiri, además de una amplia variedad de platillos fríos, calientes y algunos postres.
En cuanto a la fábrica de sake, Nami, producida totalmente en Culiacán, es única en su tipo en el país. Aunque no es la única marca de sake que se comercializa en México, sí es la marca líder, con una participación aproximada del 62 por ciento del mercado nacional, aun cuando se trata de un nicho pequeño.
La producción actual ronda las cinco mil cajas de nueve litros al año, equivalentes a 12 botellas de 750 mililitros por caja. Gracias a una alianza estratégica, la marca ya tiene presencia en Estados Unidos, lo que ha impulsado un proyecto de ampliación de la planta para elevar la producción a diez mil cajas anuales, con la expectativa de duplicar esa capacidad posteriormente.
El sake se elabora siguiendo los cánones y normas de la tradición japonesa, y el personal fue previamente capacitado por expertos japoneses. Se recomienda servirlo en copas similares a las del vino blanco y consumirse frío, con la ventaja de que puede maridarse prácticamente con cualquier alimento.
El consumo de sake en México se concentra principalmente en grandes ciudades como la Ciudad de México y su zona metropolitana, el Bajío, la Riviera Maya, y en menor medida en Jalisco y la zona de Los Cabos.
El Espacio Gastronómico Casa Bon tiene capacidad para atender hasta 100 personas en su interior, además de 30 a 40 personas en cada terraza, y ha albergado eventos de hasta 150 asistentes sin inconvenientes. En conjunto, el proyecto genera más de 40 empleos directos.
