En Culiacán, la mesa está servida en cada restaurante, con platillos de calidad y con el compromiso de profesionalizar aún más al sector para que la gastronomía sea una evocación de buenos recuerdos. Se busca, además, amalgamarla con eventos culturales, de modo que cada cliente obtenga algo más que solo un plato de alimentos.
Lo anterior lo expresa Karla Fernanda García Beltrán, presidenta de la delegación Culiacán de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), quien sostiene que esta organización se ha fortalecido con más empresas afiliadas y trabaja ya con nuevos objetivos hacia el 2026.
Actualmente —precisa— cuentan con 220 agremiados. “Ha sido muy positivo, porque recibimos la cámara con 180 afiliados. A pesar de un año tan adverso, estamos creciendo, y eso refleja el trabajo de reconstrucción que estamos realizando”.
Todavía sin cumplir un año como presidenta —lo hará en febrero del 2026 y podrá reelegirse hasta sumar tres años—, comenta que la Canirac enfrenta retos muy cambiantes, como lo fue en su momento la pandemia por Covid-19 y, ahora, los hechos violentos que han obligado a modificar las estrategias de venta de muchos restaurantes.
Recuerda que, antes de la pandemia, entre 80 y 90 por ciento de las ventas eran en mesa, y el resto a domicilio. Ahora, con más de un año de episodios de violencia, muchos restaurantes han modificado su servicio: alrededor del 50 por ciento de las ventas son en mesa y el otro 50 por ciento a domicilio. Sin embargo, no es la proporción general; hay quienes mantienen un 80-20 y otros que operan casi totalmente con servicio a domicilio.
Ante estos escenarios, invita a los propietarios a participar en los encuentros que promueve Canirac para brindarse aliento mutuo, compartir experiencias y aprender cómo evitar la caída de ventas.
Al asumir la presidencia —recuerda— su enfoque fue reconstruir y recuperar Canirac-Culiacán. “Este enfoque es porque el gremio restaurantero ha enfrentado muchas adversidades, y eso también ha demostrado que es un gremio con gran resiliencia”.
Por eso, añade, es fundamental encontrarse, darse fuerza y volver a levantarse para hacer de Canirac una cámara más robusta, fuerte y sostenida, donde todos, hombro con hombro, puedan seguir avanzando.
Cuando Karla habla del gremio y de las situaciones que vive cada restaurante, lo hace con la pasión de quien literalmente respira la gastronomía.
Proviene de una familia restaurantera: sus padres tienen un restaurante de mariscos desde hace 37 años, y hace 17 años ella y su esposo decidieron continuar esa tradición con su propio negocio.
Sin embargo, su primera participación gremial fue en Canacintra, en el grupo “Mujeres Industriales”. Ahí encontró aliadas y amistades que sigue cultivando. Luego conoció Canirac, investigó, se acercó y se afilió.
La experiencia —afirma— ha sido muy grata. Disfruta la convivencia por su diversidad, aunque todos se dediquen a la venta de alimentos preparados. Lo mejor —dice— es que quienes comienzan pueden aprender de la experiencia de otros restauranteros, lo que acorta significativamente la curva de aprendizaje.
Ser parte de Canirac, añade, ofrece beneficios tangibles, como un seguro contra daños que cubre desde incendios hasta robo, entre otros; así como respaldo en temas fiscales.
Y reitera que los encuentros entre restauranteros son verdaderas herramientas de aprendizaje. Se organizan desayunos denominados “Mesa”, parte de un movimiento estratégico del sector de servicios alimentarios.
Además, Canirac ofrece networking restaurantero, bolsa de trabajo y diversos talleres que abarcan desde mejoras en cocina, modernización de la estructura del negocio o fortalecimiento del área administrativa.
Uno de los temas que más preocupa a los restauranteros —señala— es el recurso humano. Para atenderlo, se trabaja en un programa de certificación de meseros que busca aumentar la permanencia del personal y, al mismo tiempo, elevar la calidad del servicio a los comensales.
De igual manera, adelanta que se impulsa la inclusión laboral, promoviendo que los restaurantes contraten a personas con discapacidad.
Adicionalmente, busca establecer alianzas con instituciones culturales para promover corredores gastronómico-culturales donde confluyan la rica gastronomía sinaloense y diversas expresiones artísticas.
La idea —explica— es que, desde el primer bocado, sabores, texturas y aromas puedan transportar al comensal a momentos especiales: quizá a la infancia en casa de los abuelos, a una celebración memorable… y que esa experiencia se complemente con una actividad cultural.

