Eran apenas seis socios quienes decidieron, hace 10 años, fundar Asesores Inmobiliarios de Sinaloa (AISIN) como asociación civil. Hoy son 42 empresas socias y forman una red con conexiones diversas que permiten brindar un servicio ágil y rápido en ventas y rentas de bienes inmuebles.
Julio César Ruiz, presidente actual de esta asociación, afirma que incluso ya se tiene capacidad para participar e influir en el desarrollo urbano de Culiacán, e incluso en los diseños arquitectónicos que elaboran los desarrolladores inmobiliarios.
“Hay —dice—, se podría decir, una ola de inmobiliarias que quieren ingresar a AISIN porque les está gustando mucho la dinámica de trabajar en equipo. Pero también porque ya entró en vigor la nueva Ley de Vivienda para el Estado de Sinaloa, donde, en resumen, para poder ejercer la profesión de vender propiedades, el Gobierno del Estado te exige contar con una licencia inmobiliaria. Y uno de los requisitos es que esa persona debe estar integrada o asociada a una organización como AISIN”.
La clave para crecer y desarrollarse como organización, explica, es el trabajo en equipo y el desprendimiento de la actitud egoísta de querer ganar todo en una transacción comercial.
Explica:
Un propietario los contrata para vender o rentar un inmueble, y lo que se requiere es encontrar al comprador o inquilino. “Lo que hacen estas 42 empresas es unir al asesor contratado por el propietario con otro asesor que tiene al cliente que puede comprar o rentar, y así se concreta el contrato”.
Aquí el trabajo en equipo, puntualiza, consiste en que la comisión de la venta o la renta se divide entre el asesor del propietario y el asesor que consiguió al comprador o inquilino.
Además, añade, cuentan con un CRM, un sistema de ventas que permite ubicar las casas que buscan los clientes en determinado sector, con características específicas o dentro de ciertos rangos de precio. En total —comenta— en este sistema tienen más de dos mil propiedades.
Esto permite evitar que los clientes anden recorriendo la ciudad buscando anuncios de “se vende” o “se renta”, pues de manera rápida y sencilla se les ofrecen varias opciones y luego se programan visitas para que conozcan las propiedades y tomen una decisión.
Adicionalmente, indica que entre los 42 socios de AISIN ya se sabe quiénes son especialistas en vivienda residencial, vivienda media, locales, bodegas, entre otros. Cuando llega un cliente con una necesidad particular, inmediatamente se canaliza con el asesor adecuado.
Respecto a la oferta de empresas inmobiliarias, recuerda que hace poco se hizo un ejercicio cuyo resultado le sorprendió. Aquí en Culiacán —explica— existen dos asociaciones inmobiliarias, pero su membresía conjunta no representa ni el cinco por ciento del total de personas y empresas que operan como agentes inmobiliarios.
No obstante, precisa que cerca del 95 por ciento de los asesores inmobiliarios, al no estar asociados, operan en la informalidad, lo que para ellos es atractivo porque no están dados de alta en el SAT y, por tanto, no pagan impuestos.
El problema —dice— es para quienes compran una propiedad. “Imagina que esa propiedad la pongas en manos de gente inexperta”.
Se han dado casos, señala, en los que el asesor inmobiliario no tiene oficina, nadie sabe dónde localizarlo porque atendió en una casa o en un café, se le entregó un anticipo… y luego ya no vuelve a aparecer.
Actualmente, señala, es un excelente momento para invertir, sobre todo en viviendas de nivel medio y social. La vivienda social tiene un costo de hasta un millón de pesos; la vivienda media no rebasa los tres millones, y la vivienda residencial va de los tres millones hacia arriba. En los primeros dos segmentos, las ventas y rentas se mantienen igual que el año pasado; en el último sí hay una ligera baja.
RESULTADOS DE AISIN
En su rol como presidente de AISIN, Julio César Ruiz resalta el boom de operaciones compartidas, así como la estrategia de capacitación continua con ponentes de altísimo nivel.
También destaca el trabajo con Inteligencia Artificial, pues quien no aprenda a utilizar esta herramienta —advierte— prácticamente desaparecerá del mercado.
A los logros suma las buenas relaciones establecidas con los tres niveles de gobierno, pero especialmente con Catastro y el Registro Público, con quienes se trabaja en avalúos y en el registro de escrituras.
Ruiz comenta que buscará tener una asociación más robusta, con más inmuebles, más socios y, principalmente, un mejor servicio para los clientes.
Visualiza una asociación de más de 100 socios en el corto plazo, y a mediano o largo plazo llegar a 300 o incluso 500, todos bien capacitados y con licencia inmobiliaria.
También —añade— ve una asociación con oficinas propias, y más fortalecida en su representatividad ante dependencias como Registro Público, Catastro, Implan y Desarrollo Urbano, donde existen mesas de trabajo que requieren la visión de asesores inmobiliarios expertos.
Un agente inmobiliario con experiencia —precisa— puede hablar de tendencias de construcción, necesidades y gustos de los clientes, y de hacia dónde debe avanzar el desarrollo urbano de la ciudad.

